viernes, 1 de febrero de 2008

Ocho.


Estupideces legibles.

Me iba transportando en el preciado bus urbano. El agotamiento me llegaba a los hombros, y aunque no me gusta dormirme ahí por casos grotescos que he visto, quedé simulando fuera cama mía, dormida agotada.

Cuando desperté me di cuenta que un sujeto me había disparado justo en medio de la cabeza, aprovechando mi momento sin reacción.

Ví como todos los que estaban allí se alborotaron, y a los que estaban fuera del bus les ganaba más el morbo que el afán de llegar al trabajo.

Todo fue un caos.

A veces tenía la tendencia de pensar que no era importante, pero ¡oh sí, mira el desorden que he provocado!.


2 comentarios:

..::ozwell::.. dijo...

independencia: paz inquietante!

Anónimo dijo...

Está del carajo. Tiene ritmo.
Sugiero darle CONTINUIDAD, leyéndolo y describiendo lo que te venga a continuación.

¡¡Niiiiiiiña, a ver si nos deja con un platico así, bien fuerte, no un bocadito, que eso maaaaaaaata!!

*Mire, quien, habla :P*