miércoles, 15 de octubre de 2008

Veintiséis.


Él tenía tanto frío en el cuerpo, que lo único que podía ejercer era mearse, para sentir el calor que deja la orina en la entrepierna y la tela del pantalón cuando las piernas se están cerradas, aunque por ello tuviera que soportar más frío después, ya en el estado de conciencia.